Esperar es un proceso difícil de manejar. Sin embargo, en el camino de la fe, la espera nos bendice al dejar espacio para creer, para ver a Dios operar y para sintonizarnos con Su plan.
Esperar es un proceso difícil de manejar. Sin embargo, en el camino de la fe, la espera nos bendice al dejar espacio para creer, para ver a Dios operar y para sintonizarnos con Su plan.